viernes, 20 de junio de 2008

A ritmo de soledad

A veces, cuando estoy solo me da por pensar… Mi mente fluye de un lugar a otro, viaja, se esconde, se engrandece o se distrae simplemente…

Otras veces comprendo, a ritmo de soledad, ciertos mecanismos usados por la vida para burlarse de nosotros. Descubro en esos momentos porque, por mucho que nos empeñemos en lo contrario, somos egoístas, mezquinos y deleznables. Pero a veces, en las pequeñas cosas se nos brinda la salvación de nuestras almas ante tanta perversidad.

Nos pasamos la vida esperando lograr grandes momentos de gloria cuando, poco a poco, sin darnos cuenta, esos momentos nos rodean y los dejamos escapar sin más. Lo importante no se encuentra en buscar grandes metas, sino en disfrutar de las pequeñas.

Buscamos éxito en nuestro trabajo, creemos reconocerlo con ascensos y aumentos, cuando ese éxito deberíamos obtenerlo realmente al ver los ojos, respetuosos y confiantes, de un compañero al mirar los tuyos.

Buscamos la felicidad en nuestras vidas planeando grandes viajes, necesarios para el espíritu por otro lado, cuando la felicidad puede encontrarnos sin mucho esfuerzo sentados frente al Guadalquivir junto a un corazón amado.

Y entonces, sin más, a ritmo de soledad, mi mente vuelve a este mundo, a mi cuerpo, tras volar y evadirse de la realidad que me envuelve. Y otra vez, como antes, me siento pletórico, influyente y destinado para la gloria; aunque en su interior, mi sabia mente sabe que soy egoísta, mezquino y deleznable.

viernes, 13 de junio de 2008

La vida te da sorpresas

Pues sí, la vida es un pequeño bolso en el que metes la mano y nunca sabes que vas a sacar.

Tu vida cambia, a veces con un movimiento carente de ritmo, desacompasado, que no notas. Otras veces, un solo segundo es desencadenante de una reacción, misteriosa e invisible, que te coloca en un plano que no esperabas.

Eso me ha ocurrido hoy. Me han informado que cambio de labor en mi trabajo. Nuevo lugar, nuevas responsabilidades, mayores que las que tenía pienso, nuevos compañeros..., nuevo día a día.

Esto sería bueno en todas sus facetas si no fuera porque, durante unos meses, no compartiré ese día a día con unos compañeros con los que lo he hecho en los últimos años. Nuestros caminos se separan temporalmente, aunque no por ello espero que lo hagan en lo personal.

Seguiremos viendonos, hablando, y por supuesto conviviendo (y conbebiendo). Estaré lejos de cuerpo, pero no de espíritu y alma. Estaré lejos físicamente, pero una parte de mi quedará donde ellos permanezcan, porque no son sólo compañeros, se han convertido en algo más a lo largo de estos años de duro trabajo. No son solo colegas con los que he tomado café cada día. Son algo más, sois mucho más, os considero a algunos amigos, ya lo sabeis, y eso no se rompe tan fácilmente, eso no se deshace solo con el aire por medio...

Quizá ya no comparta mis infusiones con vosotros en unos meses, quizá ya no charlaremos por el pasillo en varias semanas, pero recordad que estaré con vosotros en cada momento, en cada conversación, en cada gesto... si vosotros me manteneis junto a vuestros corazones.

No es un adios, espero. No es un hasta luego si quiera. Es simplemente un "ahora vuelvo", solamente como unas largas vacaciones.

Pero no os librareis tan fácilmente de mi, amenazo con reunirme con vosotros todos los viernes para la cerveza de rigor y, que os quede claro, la Cosejería de fiestas no cierra, solamente el consejero está "ampliando horizontes", os he dejado mi brazo derecho (josemi) para que siga manteniendo viva la llama..., cuidadmelo bien.

jueves, 5 de junio de 2008

La ciudad de los sultanes

Reza un viejo refrán andaluz: "Que bonita sería Sevilla si no existiera Granada".

Como podreis imaginar todos los que me conoceis, no estoy de acuerdo con el anterior dicho. No obstante, he de reconocer que la siempre floreciente Granada es un hermoso clavel en el centro del rosal que es nuestra querida Andalucía.

La ciudad del agua, la llamaría yo. El arrullo del correr constante del agua es sentido en cualquiera de sus calles. El Darro, ahora emergente en plena ciudad, ahora discurriendo por sus bellas entrañas, nos retorna a un pasado que se hace presente por momentos.

Son tantos cuadros los que esta ciudad nos presenta, que es dificil volver la cara y no sentirse sobrecogido. El Albaicin, con sus bellas cuestas de márgenes encalados, conforma una eterea alfombra a los pies de la Alhambra, y para no mezclar las dos bellezas, otra vez el Darro, haciendo de separador natural.

Sorprende al visitante tanta magestuosidad encerrada en tan pequeño recipiente. Pero yo, queridos amigos, que me acuno cada noche con el susurro de un Guadalquivir de sueños, en una Sevilla milenaria y eterna, comprendo el sentir de estas gentes sencillas que respiran, cada dia, el misterio nazarí de su tierra.

Es Granada, a mi parecer, una pequeña Sevilla, recogida y concentrada en si misma. Bella, como no podía ser de otra forma contando con los padres que ella tiene. Bella, hermana mora de nuestra mariana ciudad y, como Sevilla, amante de las flores, de la historia y de la belleza misma.

Hay tanto que contar de Granada, tanto que ver, que no voy a deciros nada más, hay que conocerla. Pero mientras que os decidís, quiero que veais como he visto yo esta ciudad. Os invito a dar un paseo mágico, una vuelta por Granada.



La Granada oculta


La fuente de la juventud


Granada nazarí


Generalife


Flores de Granada


El patio de mi recuerdo


Catedral


El color de la Alhambra


Reflejos del pasado


Cúpula de la Alhambra


Postal Granadina


Alhambra


La puerta escondida


Puerta de Elvira


Palacio de Carlos V. La Alhambra Cristiana


En un lugar de Granada...


El descanso del viajero


Limonero-Naranjo